viernes, 5 de noviembre de 2010
·Simple
Ramas que crujían, aves que graznaban, una gota que cae y choca contra en agua, el sonido de una abeja sisear, la risa de un niño, algo que se arrastra, algo que respira, un zorro que se mueve entre la madreselva en busca de su presa.... el sabor de la hierba fresca en su paladar, el color rojizo del sol a través de sus párpados, el presentimiento de que todo iba a pedir de boca, el chocar de una pieza de domino contra la mesa. Y su nombre, en la lejanía. Un susurro bajo y suave. Un susurro apagado y corto. Un susurro de alguien a quien se la agotaba la vida.
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