¿Sabes lo que te pasa? No tienes valor. Tienes miedo. Miedo de enfrentarte contigo misma y decir: Está bien, la vida es una realidad. Las personas se pertenecen las unas a las otras porque es la única forma de conseguir la verdadera felicidad. Tú te consideras un espíritu libre, un ser salvaje y te asusta la idea de que alguien pueda meterte en una jaula. Ya estás en una jaula. Tú misma la has construido, y en ella seguirás vayas a donde vayas porque no importa a donde huyas, siempre acabarás tropezando contigo misma.
domingo, 27 de noviembre de 2011
·Coraje
Ella era tímida, bajaba la cabeza para darle a él la oportunidad de acercarse, pero él no podía por falta de coraje. Ella da la vuelta y se va.
· Una noche, no volvió.
-¿Estabas enamorada?
+ Sólo por la noche. Él no entendía nada de mí. Sólo mi cuerpo. Y yo entendía el suyo. De día le despreciaba. Pero no podía vivir sin él. Me traicionaba, me humillaba y después con un beso le perdonaba todo. Una noche, no volvió. Se había ido con otra. Sin una palabra. Pero con las prisas, se olvidó la pistola. Yo pensaba: ¿Me disparo o le disparo a él? Pero de repente me vi frente al espejo y empecé a cepillarme el pelo así, despacio, pasada a pasada y se me iban deshaciendo los rizos (...) con la centésima pasada el pelo estaba liso. Me miré
+ Sólo por la noche. Él no entendía nada de mí. Sólo mi cuerpo. Y yo entendía el suyo. De día le despreciaba. Pero no podía vivir sin él. Me traicionaba, me humillaba y después con un beso le perdonaba todo. Una noche, no volvió. Se había ido con otra. Sin una palabra. Pero con las prisas, se olvidó la pistola. Yo pensaba: ¿Me disparo o le disparo a él? Pero de repente me vi frente al espejo y empecé a cepillarme el pelo así, despacio, pasada a pasada y se me iban deshaciendo los rizos (...) con la centésima pasada el pelo estaba liso. Me miré
Él ya no tenía poder sobre mí.Era otra.
martes, 22 de noviembre de 2011
lunes, 21 de noviembre de 2011
·Días felices.
Necesita estar solo. Luego se apodera de él un extraño sufrimiento. No lo necesita. Está solo. Aquella idea lo hace sentirse aún peor. No tiene hambre, ni sueño, no siente nada. Permanece así boca abajo. Sin saber por cuánto tiempo. Paulatinamente, vuelve a ver aquella habitación en días más felices. Cuántas veces, por la mañana, al despertarse, a encontrado sus pendientes sobre su mesita; cuántas veces su reloj; cuántas veces han estado juntos en aquella cama, abrazados, enamorados, deseándose. Sonríe. Recuerda sus pies fríos, aquellos diminutos dedos helados que ella apoyaba sobre sus piernas, más calientes. Después de haber hecho el amor, cuando se quedaban allí, charlando, mirando la luna por la ventana, la lluvia o las estrellas, igualmente felices, ya hiciera frío o calor. Acariciándole el pelo sin importarle lo que sucediese fuera.
Tengo ganas de ti.
domingo, 6 de noviembre de 2011
· A los que aman
sábado, 5 de noviembre de 2011
· Puzzles
Puede pasar de todo, ¿verdad? Cualquier cosa.
Puedes amar tanto a una persona que tan solo el miedo a perderle haga que lo jodas todo y acabes perdiéndola.
Puedes despertarte al lado de alguien a quien hace unas horas ni siquiera habías imaginado conocer y mírate ahora.
Es como si alguien te regalara uno de esos puzzles con piezas de un cuadro de Madrid, de la foto de unos ponys o de las cataratas del Niágara; y se supone que ha de encajar, pero no.
Cosas que nunca te dije.
Puedes amar tanto a una persona que tan solo el miedo a perderle haga que lo jodas todo y acabes perdiéndola.
Puedes despertarte al lado de alguien a quien hace unas horas ni siquiera habías imaginado conocer y mírate ahora.
Es como si alguien te regalara uno de esos puzzles con piezas de un cuadro de Madrid, de la foto de unos ponys o de las cataratas del Niágara; y se supone que ha de encajar, pero no.
Cosas que nunca te dije.
jueves, 3 de noviembre de 2011
· Tiernos caprichos.
De algo estoy seguro.
No podrá quererla como la quería yo, no podrá adorarla de ese modo, no sabrá advertir hasta el menor de sus dulces movimientos, de aquellos gestos imperceptibles de su cara.
Es como si sólo a mí se me hubiera sido concedida la facultad de ver, de conocer el verdadero sabor de sus besos, el color real de sus ojos.
Nadie podrá ver nunca lo que yo he visto. Y él menos que ninguno.
Él, incapaz de amarle, incapaz de verle verdaderamente, de entenderla, de respetarla.
Él no se divertirá con esos tiernos caprichos.
Tú y yo, tres metros sobre el cielo.
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