Escucho su voz cantar por lo abajo aquel susurro innato que helaba mis sentidos…Pidiéndome que regresara...Vuelve conmigo... susurraba, me partía el corazón.
Siento el frío entrar en cada poro de mi piel. Despacio muy despacio sin darme tiempo de reaccionar. El dolor…fuerte, casi agónico, pero disminuía a momentos. El aire está cargado como….como hundido, profundo, tan profundo que me cuesta respirarlo. Mis pulmones me duelen, me ahogo. Intento moverme pero algo me lo impide. Estoy atrapada en mí misma. Mis facciones están quietas. El pelo esparcido en ni siquiera se donde ¿el vacío tal vez? Intento abrir los ojos pero no se abren, están cerrados, como si temieran abrirse de nuevo al mundo. Veo a través de mis párpados finos la luz brillante y cálida, que con sus estelas de luz me llaman por mi nombre en su susurro bajo y suave, quiero seguirla, abrazarla…. Sigo luchando y al fin los abro… y me desilusiono, como siempre, no veo más que oscuridad. Una oscuridad palpable de miedo. No me sorprende, el miedo es mi fiel compañero, que, en esos momentos, como buen amigo que es, no se iba de mi lado. Me entró el pánico. Intenté mover mi cuerpo, grité desgarrándome la garganta con dolor, ¡pero que sorpresa ¡ No se movía ni un milímetro siquiera, las fuerzas me habían abandonado del todo. Pero seguía luchando. ¿Y que pasó? Nada…absolutamente nada. Como en las películas con final triste, siempre esperas que todo mejore en el último segundo. Otra vez será. Pero vuelvo a caer en la trampa….Mierda tendré que irme metalizándome de que los muertos nunca viven y los muertos no sienten nada, ni siquiera nostalgia….
Una voz infantil susurraba con el viento....
In another life, my princess, see you there.
Cerré los ojos.
Una voz infantil susurraba con el viento....
In another life, my princess, see you there.
Cerré los ojos.
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